«Aspiramos a ser escuchados y deseamos reconocernos en los nuevos textos constitucionales», expresó el Arzobispo de Guayaquil y Presidente de la CEE, Mons. Antonio Arregui, al entregar al presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, más de seiscientas mil firmas de ecuatorianos que respaldan los aportes al texto constitucional realizados por el episcopado ecuatoriano.
El titular de la Conferencia Episcopal reiteró el pedido de los ecuatorianos para que «bajo la protección de Dios, se reconozca el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, se reconozca y proteja a la familia formada por hombre y mujer, se garanticen los derechos de las familias especialmente en la educación de sus hijos conforme a las propias convicciones».
Las autoridades de la Iglesia Católica Ecuatoriana entregaron las firmas de respaldo este miércoles 14 de mayo. según explicaron, las firmas «han sido recogidas por todo el país en un marco de total libertad y consciente adhesión, sin efectuar gasto alguno. Los firmantes son «ciudadanos comunes que se inclinan por una u otra propuesta política, pero no responden en este caso a un accionar de orden político», señalaron.
Mons. Antonio Arregui hizo un llamado para que en el nuevo texto constitucional se tome en cuenta el deseo de los ecuatorianos de que se mencione el nombre de Dios en el preámbulo de la Constitución, lo cual «es totalmente compatible con una sana laicidad del Estado. Laicidad no es ateismo», explicó.
Puntualizó que algunas disposiciones, aprobadas recientemente, «desean garantizar un derecho a cambiar de sexo (n.8) que es imposible de alcanzar para la limitación humana»(…), igualmente pidió revisar la «La declarada inviolabilidad de la vida (n.1), «en la que no se precisa cuándo empieza y termina la vida humana». » Esto, igual que la indeterminación del momento en que se quiera tener o no un hijo (n.9), deja abierta la inadmisible posibilidad legal de abortar». Destacó que «la incorporación de vocablos más ideológicos que jurídicos, como la homofobia (n.12,2) siembra inseguridad jurídica».
Finalmente Mons. Arregui pidió que «se estudien mejor estas propuestas en vía de aprobación, para no herir las convicciones y sensibilidades de los centenares de miles de firmantes. La voz ciudadana es plenamente respetable en el marco de un Estado de Derecho» concluyó.